21 de enero de 2012

¿Tomar decisiones o callar y olvidar?

Vale, después de tanto pensar, me he dado cuenta, todo se puede arreglar. "A grandes males, grandes remedios". Tú, yo, nosotros... se puede. Yo, ¿sigo siendo tu principito? Entonces, haremos que sea realidad. Vivamos un cuento "Disney", "Blancanieves y el príncipe", pero sin madrastras. Con sus "7 enanitos", entre ellos el gruñón, ¿recuerdas?

Seré tu príncipe azul (sí, existe ¬¬), tu enano gruñón y tu serás mi Blancanieves, qué en los dos casos está bien.

 Dame motivos para sacar esa sonrisa que, según tú, te encanta y yo te daré motivos para sacar esa sonrisa tuya, me vuelve loco. Si la recuerdo, mal, porque me pongo a llorar, soy un blando u.u. Y si no la recuerdo, fatal, porque tendría menos motivos aún para sonreír. Quiero volver a sentir las mariposas en el estomago, con tanta potencia que  se me sale del estomago. Quiero volver a esos momentos en los que te decía:
- ¿Estás celosa?
+ No.
- ¿Me lo prometes?
+ No.
- Anda, tontorrona, no te pongas celosilla. Sabes que lo eres todo para mí.

He de decir que... sigues siendo todo para mi. Sé que no es lo mismo, ¿y qué? ¿Cuántas veces no ha sido lo mismo? ¿Cuántas veces ha sido mejor? Muchas y muchas. Y ahora tendrás que decirme qué es lo que queda entre nosotros, e intentaré seguir a delante. Luchar o guardar la espada. Tomar decisiones o callar y olvidar. Cosas que no son tan diferentes, pero sí lo contrarío. Está en nosotros.


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